Entre los dioses del
panteón de los vampiros se encuentra la misteriosa Aisha Qandisha, a veces
llamada Lalla'Aïsha y Lalla'Aiša.
Junto con Lilith, la madre de los vampiros, Aisha
Qandisha es una de las diosas de los vampiros más aterradoras y, detrás de
Abrahel, quizás una de las súcubos prolíficas de la antigüedad.
Su nombre significa literalmente "la que adora
ser mojada". Se cree que esta rareza procede de un dificultoso tratamiento
cosmético al que Cleopatra no fue indiferente, y que consistía en humectarse la
piel con el fruto seminal de guerreros de probada
Otros estudiosos menos propensos a elucubraciones
lascivas sostienen que Aisha Qandisha es nada menos que Qadesha, aquella hembra
libre del templo de Caanan que servía a la diosa Astarté, según los mitos
bíblicos.
En este contexto el nombre de Aisha Qandisha cambia
por completo su sentido, ya que en hebreo la palabra Qaddis significa
"santa", más propio de una deidad asociada a la fertilidad.
El culto de Aisha Qandisha quizás fue traído y
perpetuado por los fenicios, ya que no se trata de una deidad genérica propia
de los pueblos del desierto sino de una diosa con un nombre y una función clara.
En cualquier caso, rápidamente fue admitida en los
cultos de posesión del África negra.
El argumento tendencioso sobre el origen demoníaco
de Aisha Qandisha sirvió a los propósitos del Vaticano, especialmente durante
las Cruzadas, ya que Aisha era, según dicen, adorada por los infieles.
Erradicado el fervor demoníaco en Europa, Aisha
Qandisha pasó a engrosar el panteón de diosas africanas.
Se la ubica en las costas de Marruecos como una
mujer bellísima, aunque con un defecto insoslayable: dos soberbias patas de
cordero.
Mitógrafos entusiastas advierten sobre la danza
vigorosa de Aisha Qandisha, que enloquece a los viajeros, convirtiéndolos en
candorosos esclavos sexuales.
Una vez agotados, esta diosa de los vampiros bebe
la sangre de sus amantes y deja los huesos a su Djinn personal, Hammu Qaiyu,
eternamente celoso de los amoríos de su señora.
Además de los djinns, Aisha Qandisha gobierna sobre
una corte de leales Afrits; espíritus vampíricos del desierto.
No obstante su descenso del mito a la colorida
tradición popular, Aisha Qandisha conserva algunos rasgos de su origen divino.
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